lunes, 14 de enero de 2019

IMPULSANDO LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA POR UN NUEVO PERÚ


LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA

PUEBLO UNIDO saluda la importante y esperanzadora reunión de la izquierda peruana que se realizará en Huancayo el próximo 26. Significativo y valioso como gesto de aproximación de las principales formaciones políticas de izquierda, el evento nos hace tomar conciencia del largo y complejo camino a recorrer para que la unidad pueda por fin plasmarse.

Se trata de una unificación sin exclusiones, que solo exige el compromiso con un programa y una ejecutoria de limpieza y transparencia política. Los que no quieran sumarse, poniéndose de espaldas a las exigencias del pueblo, lo harán por su exclusiva responsabilidad. El 26 será el punto de partida.

La unidad requiere un trabajo inmenso, largo, intenso. Exige seriedad en los compromisos y la palabra empeñada. Nada de demagogia ni de poses para las graderías. Tener la madurez para poner por delante lo que une y saber procesar las diferencias, capacidad de mantener juntos los hilos, de verificarlos continuamente, realizando acciones unitarias que cimienten los vínculos desde abajo y no solamente en las alturas. Las formas del estar juntos nacen del hacer y el rehacer e irán cimentando un espíritu común y una identidad colectiva que no niega ni oculta las diferencias.

SIN UNIDAD NO HAY ALTERNATIVA
Los procesos políticos de elección nacional (2016) y regional (2018) nos encontraron, como izquierda, insuficientemente preparados para afrontar los retos, para encarnar la alternativa que reclaman las masas trabajadoras. No vamos a evaluar aquí lo que pasó en cada elección, ni después, pero sí corresponde señalar que no hemos estado ni estamos a la altura de la magnitud de los desafíos.

La profunda crisis institucional y moral que vive hoy el Perú, no es sólo una crisis política de la burguesía en  el poder, sino la crisis del sistema en su conjunto. Esta crisis nos encuentra dispersos, débiles, atados a posiciones inmediatistas y sin capacidad histórica. No basta decir “nueva Constitución”, se necesita desarrollar la capacidad de organización y autogestión desde los territorios y las bases, que haga posible un proceso constituyente revolucionario y de masas.

Además de avanzar en las bases programáticas de la unidad de la izquierda, tienen que irse fijando los mecanismos de participación democrática del pueblo,  tanto en la determinación del rumbo como en la elección de sus representantes para los cargos de elección popular. Hay que abrir los canales para que las aspiraciones de militantes y colectividades se expresen y puedan exponer sus puntos de vista y disputar el respaldo de las bases izquierdistas.

La fragmentación y la atomización instalan la impotencia y el desánimo. La sociedad se retroalimenta con la política. Impulsar procesos sociales contribuirá al desarrollo político, y este a su vez puede y debe ayudar a fortalecer la organización social. Una falsa dicotomía solo retrasa la construcción de un poderoso bloque político-social capaz de construir hegemonía.

La izquierda no debe fantasear más con que basta ofrecer el espectáculo de una confrontación de ideas en TV y en los grandes medios. Hay que  vivir los procesos en los territorios y en los diversos sectores sociales, recogiendo sus reivindicaciones, escuchando sus demandas y ayudándolos a fortalecer su organización autónoma y autogestionaria.

No hay que esperar ganar las elecciones para enfrentar la ofensiva del Estado y los patrones contra los trabajadores y el pueblo. La izquierda debe estar con los explotados y oprimidos, ser parte de sus luchas y acompañarlos decididamente a la victoria. Si bien es cierto que las demandas democráticas son, por su propio carácter, más amplias, las reivindicaciones laborales y las luchas de las comunidades por la defensa de sus territorios frente a la voracidad de las grandes corporaciones, deben estar en el centro de la agenda de la izquierda, y tienen que ser uno de los espacios donde se construya la unidad y el arraigo indispensable para ganar una elección y luego sostener el triunfo.

LAS PERSPECTIVAS PARA 2021
Tal como se presenta el panorama, tres grandes corrientes se enfrentarán en los siguientes tiempos y podrían disputar las elecciones del 2021: 1) La derecha  política tradicional y neoliberal en lo económico (Vizcarra, Guzmán y Acción Popular ocupan este espacio); 2) El populismo de derechas, el espacio antes ocupado por el fujimorismo hoy en crisis, representado por algún otro personaje, un Bolsonaro peruano, que pueda encarnar la alianza militar-evangélica; y 3) La convergencia de la izquierda, que tiene como figura política mejor posicionada a Verónika Mendoza.

Con el liderazgo de tres gobiernos regionales y con redes de activistas y organizaciones sociales a nivel nacional, la izquierda peruana se puede conformar en un formidable ejército para las próximas batallas políticas, a condición de que haya decisiones certeras y oportunas. Estamos en el límite del tiempo.

La izquierda tiene que organizarse, definir un buen plan de gobierno y prepararse cuidadosamente para una campaña que sin duda alguna será feroz, con guerra sucia y fakenews, y donde el conservadurismo ideológico sacará a relucir lo peor de su repertorio, echando mano de los políticos lumpen del corrupto sistema político peruano.

Mantengamos en alto las convicciones del gran precursor de la revolución peruana Luis de la Puente Uceda cuando reclamaba que había de hacer de la política un apostolado y una pedagogía:
“Es necesario que tengamos fe en el pueblo y que tengamos fe en la revolución. Es posible que cuantitativamente se piense que la izquierda es pequeña, pero eso no es cierto, porque los oprimidos y los explotados son la mayoría y cuando el proceso revolucionario se ponga en marcha, esas masas oprimidas se sacudirán del engaño y la mentira; quitarán sus hombros a los ídolos de barro y unidas hundirán para siempre a sus tradicionales opresores.”


Comité Ejecutivo Nacional
Partido Pueblo Unido

¡¡FUERA LA DICTADURA!!

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