Debate:
¿QUÉ SON LAS COMUNAS POPULARES
Y CUÁL ES SU PAPEL EN EL SOCIALISMO
DEL SIGLO XXI?
Quienes
consideran que en Venezuela existe una dictadura (incluyendo algunos políticos que
se definen de izquierda), debieran conocer que en ese hermano país se están
dando formas de democracia y poder popular que superan con creces los estrechos
marcos de la democracia burguesa.
Los
consejos comunales, las comunas y otras formas de democracia, de poder popular
y de células de la nueva sociedad en construcción no están consagradas en la
Constitución venezolana actual, que data de 1999, pues han ido surgiendo
después, por lo que es muy previsible que la Asamblea Nacional Constituyente
los incorpore como pilar fundamental del Estado y de la sociedad en la nueva
Constitución.
Esto
explica en parte la desesperación y la furia que ha desatado la ANC en el
imperialismo y las oligarquías latinoamericanas, y la arremetida contra el proceso
sociopolítico en ese país, recurriendo al desabastecimiento de productos
básicos, barricadas en las calles, asesinatos, acciones terroristas, ataques paramilitares
a la Fuerza Armada, presiones “diplomáticas” y expulsiones, amenazas de
intervención militar extranjera y últimamente el bloqueo financiero que acaba
de dictar Donald Trump, con el que pretende el colapso de la economía, la
crisis humanitaria y el pretexto para una intervención internacional supuestamente
“humanitaria”.
Hugo
Chávez fue quien ideó la organización del pueblo en consejos comunales y
comunas, no sólo como parte de la profundización de la democracia directa y
protagónica sino para que se constituyeran en células del socialismo
del siglo XXI. Antes de su muerte encomendó a Nicolás Maduro impulsar este
modelo.
¿Por
qué casi no se habla de las comunas y no aparecen ni en las noticias de los
medios de prensa venezolanos?. ¿Es homogéneo el avance de las comunas?. ¿Qué
dificultades enfrentan en su desarrollo?. ¿En qué medida la burocracia estatal,
el Estado y el chavismo han impulsado o han trabado su desarrollo?. ¿Cuántos
consejos comunales y comunas existen ya?. ¿Qué perspectivas tienen las comunas
en la construcción del socialismo del siglo XXI?
Un
conocido artículo de Mario Vallejo, publicado por RTVE en
marzo de 2013, informaba que para entonces existían 250 comunas. Un poco más de
dos años después, un informe de la web Russia
Today, publicado el 28/5/2015, mencionaba que ya existían más de 1,000
comunas. El especialista Daniel Pardo, en un artículo publicado por la BBC el
16/12/2015, afirmaba que en Venezuela existían 45,000 consejos comunales y casi
1,500 comunas. El sociólogo italiano Mario Teruggi, en la web TeleSUR, en febrero de 2017 estimaba el total
de comunas en más de 1,700.
En la
Constitución de Venezuela los consejos comunales y las comunas serán
consagrados como pilar fundamental del Estado y de la nueva sociedad (en la
actual Constitución, de 1999, no aparecen pues comenzaron a surgir mucho
después).
A
continuación publicamos un artículo que puede ilustrarnos de mejor manera este
tema fundamental para quienes estamos bregando por una transformación o
revolución que tire al tacho de la historia este sistema capitalista y promueva
desde el pueblo mismo, como protagonista del cambio, nuevas formas de organización
económicas, sociales y un nuevo Estado.
Lo que
sucede en Venezuela no ha de servir, obviamente, para hacer calco y copia, sino
para aprender de otras experiencias. Es parte del debate necesario que debe
desarrollarse en el seno de las fuerzas revolucionarias y la izquierda
latinoamericana, en momentos en que arrecia la ofensiva imperialista y de la
gran burguesía intermediaria en todos los confines de Nuestra América.
¿Qué le importa el Estado al Poder Popular?
Por: Iván Padilla Bravo
Mucho. El Poder Popular no es una entelequia.
Es, en Venezuela, el protagonista consciente y organizado, de sus destinos. Aun
así, es importante puntualizar algunos elementos. Sobre todo porque el Estado
venezolano sigue siendo de clases y su estructura está determinada, por ahora y
en última instancia, por la clase dominante, por los dueños de los medios de
producción, por el capitalismo. Sobre todo porque nuestra propuesta de sociedad
socialista –con sello de identidad Bolivariana y Chavista- aunque ha definido
en la Constitución de la República Bolivariana, las líneas generales de
"navegación" hacia un Estado de nuevo tipo, éste no existe aún.
Solamente la actual Asamblea Nacional
Constituyente, en funciones plenas, en consulta popular masiva, participativa y
protagónica, consulta, legisla y continuará haciéndolo para definir al Estado
de nuevo tipo, a ese Estado que sentará los cimientos para la necesaria
transformación cultural, radical, en pensamiento y valores, para producir,
distribuir y consumir bajo principios de igualdad, bajo principios socialistas.
Bueno es recordar que la figura del Estado
está contemplada como institución de "equilibrio" o conciliación de
clases. El Estado sólo es imaginable en sociedades de ese tipo. En la última y
más perversa de las sociedades de clases, en el capitalismo, el Estado ha
adquirido un nivel de desarrollo tal que es allí donde se conjugan los aparatos
políticos, económicos y militares con los que el filósofo francés Louis Althusser
denominó "aparatos ideológicos" (la escuela y la iglesia, entre
otros). Represión y consenso establecen una armónica relación de complicidades
para el dominio y la hegemonía, característicos del capitalismo.
Por eso es que cuando el Poder Popular desarrolla
sus propuestas de acción revolucionarias y contra hegemónicas, lo hace pensando
en una sociedad sin clases y, por consecuencia, sin Estado. El referente
utópico comunista, aparece así mediado por una transición entre la vieja
sociedad que está muriendo y la que se está gestando. En ese período se avanza
en el socialismo, lo cual es una incipiente construcción en la formación social
venezolana.
Es el Comandante Hugo Chávez, con su
propuesta y victoria Constituyente de 1999, quien mayores pasos de avance y
profundización ha logrado dar en Venezuela, en unos 200 años de vida
republicana. Sus ideales Bolivarianos junto a la identidad de clase proletaria
(y campesina) que siempre le caracterizaron como individuo, ayudaron al diseño
de una Constitución como la vigente en nuestra 5ª República. Y, aunque esa
Carta Magna en ninguna parte menciona la soñada sociedad postcapitalista como
socialista, sin embargo, la fórmula bolivariana de "la mejor forma de
gobierno" le impulsa a proponer y desarrollar nuevas formas de
organización y funcionamiento del Estado, como las fundamentadas en las
distintas Misiones sociales y en decisiones sobre el aparato represivo de éste,
al cual se le prohíbe expresamente el uso de la fuerza para el control del
orden público, entre otros actos atenuantes como la condena a la discriminación
y la búsqueda de equilibrio legal para las sanciones.
Las presiones imperiales de poder económico y
político internacional se arrecian contra Venezuela en un deseo por frenar toda
reforma del Estado que atente contra los intereses de clase de los dominadores
capitalistas y, por supuesto, que impidan el establecimiento de un Estado de
transición a la sociedad comunista, como la denominada socialista.
Esa última es la causa fundamental del poco
desarrollo socialista en Venezuela, pese a las propuestas gubernamentales
iniciadas por Hugo Chávez y continuadas por Nicolás Maduro, en el ejercicio
constitucional de sus mandatos en la 5ª República con orientación de la
Constitución promulgada por el pueblo venezolano desde 1999.
Hoy entendemos que la elección de la Asamblea
Nacional Constituyente, basada en el poder originario del pueblo, concede la
potestad a ese suprapoder constitucional, para incorporar decisiones y leyes en
beneficio del mejor vivir venezolano, de la soberanía económica, judicial y
comunicacional, entre otras fuentes de fortalecimiento socialista del Estado de
nuevo tipo.
Entonces, cuando nos preguntamos ¿qué le
importa el Estado al Poder Popular?, la respuesta aquí argumentada es ¡Todo! El
Poder Popular, cuando se le consigue una subordinación que le invisibiliza como
tal y se impide su organización consciente –como ocurrió durante todos los casi
200 años de padecer la IV República- es muy difícil que tenga interés por el
Estado. Sí acaso llega a tener interés por los gobernantes y sus efímeras
acciones, pero no exactamente por el Estado. El interés del Poder Popular por
el Estado, es un interés de clase. No es el interés por el cambio de
gobernantes, sino por el cambio radical de sociedad. Es un interés
revolucionario. Es el interés por alcanzar un nuevo Estado y, sobre todo, una
sociedad nueva.
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