DECLARACIÓN DE LA HABANA
XXIV
ENCUENTRO
DEL FORO
DE SAO PAULO
15 AL 17 DE JULIO 2018
AMÉRICA LATINA Y CARIBE: SEGUIMOS EN PIE DE
LUCHA
América Latina y el Caribe viven hoy, 28 años
después de haberse fundado el Foro de Sao Paulo, los efectos de una multifacética
ofensiva reaccionaria, conservadora y restauradora neoliberal, fruto de
intereses convergentes y de esfuerzos combinados entre las élites mundiales del
capitalismo transnacional, del gobierno de los Estados Unidos de América como
su núcleo hegemónico, y de las clases dominantes aliadas de nuestra región.
Esta multifacética ofensiva, ha logrado hacer
retroceder a las fuerzas de izquierda y progresistas, mediante el derrocamiento
de gobiernos, los golpes parlamentarios y judiciales. La derecha imperial y las
oligarquías subordinadas han amplificado para ello los errores y las
limitaciones de las fuerzas transformadoras, que sufren reveses y a la vez
poseen inmensas potencialidades de lucha. Ello explica en un grado fundamental
el cambio adverso en la correlación coyuntural de fuerzas imperante.
Examinar el carácter y la profundidad de los
errores e insuficiencias, corresponderá de forma soberana a los partidos
políticos y a los movimientos sociales de cada país.
El golpe militar y parlamentario contra
Zelaya, en Honduras (2009); el golpe parlamentario dado a Lugo, en Paraguay
(2012); la derrota electoral del Frente para la Victoria, en Argentina (2015);
el impeachment contra Dilma Rousseff en Brasil (2016), mediante un
“golpe parlamentario, judicial y mediático”; la victoria de figuras de derecha
conservadoras o ultraconservadoras en Chile, Paraguay y Colombia; la condena
sin pruebas y prisión de Lula para impedir su candidatura a la presidencia de
la Republica del Brasil; las divisiones ostensibles en el campo popular a la
hora de encarar las agendas neoliberales restauradas; la descalificación de la
política que en importantes países de la región favorecen los planes de la
derecha, y el fortalecimiento público de figuras y proyectos de raíz fascista
en varios países, constituyen, entre otros muchos, indicadores de la ofensiva
neoliberal, que las fuerzas de izquierda están desafiada a revertir a favor de
los pueblos.
La actuación de la derecha guarda relación
directa, con la naturaleza expansionista y depredadora del capitalismo, y con
los intereses del capital financiero que lo dominan.
Los hechos hablan: entre el último Encuentro
del Foro de Sao Paulo (Managua/2017) y este de La Habana (2018), a nivel global
se ahondaron los efectos negativos de la concentración de la propiedad, el
poder y la riqueza en manos de una élite mundial decidida a imponer, a
cualquier precio, mejores condiciones para elevar sus tasas de ganancia.
Así lo confirman la destrucción de la
naturaleza, con efectos negativos crecientes sobre el clima; las tentativas de
privatización de los bienes públicos como el agua, la tierra y el petróleo y su
uso predatorio por las trasnacionales; las tentativas de privatización de los
fondos públicos; el ataque a los derechos laborales y sociales; el incremento
insultante de la inequidad y la desigualdad; la destrucción de fuerzas
productivas mediante la guerra para animar las economías llamadas centrales; la
multiplicación de los flujos migratorios y del sufrimiento que millones de
seres humanos padecen al verse obligados a emigrar, y la ofensiva que
desarrollan los intereses transnacionales contra la soberanía nacional de
nuestras naciones, a fin de facilitar el libre movimiento de los capitales.
Estas realidades, agravadas por el peligroso
desempeño de la Administración Trump, que busca revertir la tendencia
declinante de la hegemonía norteamericana, multiplican los riesgos para la paz
mundial y el estatus de América Latina y el Caribe como Zona de Paz. América
Latina y el Caribe seguirán siendo prioridad para la política exterior
estadounidense, cuyo dominio es de vital importancia en su afán por mantener un
insostenible orden mundial unipolar.
Los EUA y sus aliados necesitan consolidar la
percepción de que la historia continental entró en una fase regresiva imparable
a favor del capitalismo. Aunque la reacción contra los gobiernos progresistas y
de izquierda fue inmediato, debido al descredito y el debilitamiento extremo de
los partidos políticos de derecha utilizados para imponer la reestructuración
neoliberal, los inhabilito como instrumentos capaces de descarrilar las
transformaciones sociales impulsadas, según el caso, por los movimientos
políticos del Foro de Sao Paulo. De ahí la necesidad de recurrir a la
estrategia desestabilizadora que combina la guerra mediática, jurídica y
económica, la injerencia externa y la criminalización del movimiento y la
protesta social, entre otros, que sirven a los golpes de nuevo tipo (judicial o
parlamentario) o la derrota electoral.
Ante esta reacción del imperialismo y las
oligarquías locales contra las fuerzas progresistas, rechazamos la idea del
“fin de ciclo” con la misma firmeza y convicción con que en su momento lo
hicimos con la del “fin de la historia”. Las fuerzas progresistas de América
Latina seguiremos luchando por horizontes de un mundo basado en la justicia
social.
La Casa Blanca y sus aliados buscan lograr
exactamente lo contrario: dividir, cooptar, desmovilizar y generar desánimo. Es
razón suficiente para que impongamos con hechos e ideas los verbos de la unidad
de la izquierda y el campo popular para organizarse y luchar.
Preservar las experiencias de soberanía, de
ampliación de la democracia, de gobierno de carácter popular y con proyecciones
antiimperialistas, impulsadas por partidos de izquierda y progresistas; ofrecer
apoyo decidido y estimular los esfuerzos emancipatorios y los ideales
anticapitalistas de los movimientos sociales y populares que así actúan;
trabajar con denuedo por consolidar una paz duradera con justicia social e
impulsar esfuerzos que permitan avanzar en la integración soberana de la que
Martí llamó Nuestra América, se transforman en imperativos políticos y en
pruebas de honor para la izquierda continental.
Como en 1990, cuando emerge como espacio de
concertación y construcción colectiva de la plural izquierda latinoamericana y
caribeña, frente a una coyuntura internacional marcada por la incertidumbre y
la desorientación que generó la desaparición de la URSS y el llamado campo
socialista, el Foro de Sao Paulo siguiendo su tradición de reflexión crítica y
formulación política se ve de nuevo ante el desafío de examinar con mirada
crítica el camino andado, reunificar fuerzas y hacer renovados esfuerzos para
seguir construyendo los consensos que exige la ofensiva de la derecha en curso.
Los partidos políticos miembros del Foro de
Sao Paulo llegan a este XXIV Encuentro con un acumulado político superior, que
a su vez se ve multiplicado por la acción articuladora del Foro y, con plena
conciencia de la imposibilidad del capitalismo depredador para ofrecer
alternativas a la humanidad, lo que genera la rebeldía popular y
potencialidades para la acción transformadora del progresismo y la izquierda,
si esta se reorganiza, actúa al lado de los movimientos sociales, prepara
cuadros y mejora sus proyectos de cambio, algunos de clara orientación
socialista. Existen suficientes ejemplos en la historia latinoamericana y
caribeña que prueban que cuando hay unidad, dirección política decidida y
capaz, objetivos claros de lucha y moral de combate, y arraigo en las clases
populares, se multiplican las opciones para contener cualquier ofensiva contra
revolucionaria, conservadora y restauradora neoliberal, incluso más, para vencerla.
Ceder al derrotismo; auspiciar o tolerar los
personalismos y sectarismos que emergen y proliferan en épocas de reveses;
aceptar o promover la pérdida de confianza en la capacidad política de nuestros
pueblos explotados, no solo sería hoy una afrenta a los héroes y mártires de
las luchas por la emancipación del continente, sino una concesión gratuita e
innecesaria a los EUA y sus aliados internacionales y locales.
Frente al plan del imperialismo por socavar
la soberanía de nuestras naciones y tomar control de sus recursos naturales,
opongamos con auténtico espíritu internacionalista latinoamericano y caribeño,
con firmeza e innegociable sentido de dignidad, el plan emancipador de nuestros
nobles pueblos.
Trabajemos por fortalecer las luchas por la
justicia y emancipación social, por plena soberanía política e independencia
económica, por la soberanía de los pueblos y la paz mundial. ¡Reivindicar las
mejores experiencias emancipatorias de los movimientos sociales y populares de
la región!
En este contexto, los delegados y delegadas e
invitados e invitadas al XXIV Encuentro del Foro de Sao Paulo, desde La Habana,
Cuba, en representación de América Latina y el Caribe, de Asia y África, de
Europa y América del Norte:
I. Convocamos a
fortalecer el movimiento mundial en defensa de la Paz. La realidad impone sumar
fuerzas para presionar, por todos los medios posibles.
II. Advertimos que
los representantes del gran capital transnacional – gubernamentales y privados,
militares y económicos, mediáticos e ideológicos – están operando con niveles
de concertación superiores a los que conocemos. Concluimos, por
tanto, que se impone un ejercicio práctico del internacionalismo mutuo entre
todas las fuerzas de izquierda de América Latina y el Caribe, Asia, África,
Europa y América del Norte.
III. Observamos con
preocupación cómo la derecha imperial opera de forma concertada en el Consejo
de Seguridad de la ONU; a favor del sionismo en Medio Oriente; para cercar
militarmente a Rusia en Eurasia; para impedir que la República Popular China,
en Asia, continúe su avance como potencia económica mundial con propuestas de
paz y cooperación; para destruir, en América Latina, los proyecto de justicia
social, democráticos y de internacionalismo latinoamericano y caribeño que
impulsan nuestras fuerzas políticas; y para fragmentar el Caribe mediante
distintas fórmulas, incluidas las coloniales como Puerto Rico.
IV. Ratificamos la
vigencia de las siguientes causas y líneas de actuación reivindicadas por el
XXIII Encuentro del Foro de Sao Paulo, efectuado en Managua el pasado año:
- Convertir la defensa de la CELAC,
mayor acontecimiento unitario de los últimos 200 años, en objetivo político
prioritario a promover por todos nuestros partidos, movimientos sociales y
populares, desde cada escuela, universidad o espacio de creación intelectual.
Sembrar la idea integracionista en la conciencia de nuestros pueblos, ya de por
sí será un avance frente a la política divisionista impulsada por los Estados
Unidos y sus aliados. Confiamos en el valor de las ideas justas: aseguremos que
ellas sean escuchadas por cada uno de los gobiernos de Nuestra América.
- Transformar en objetivo de toda
la izquierda y de los sectores patriotas y demócratas de América Latina y el
Caribe, la defensa intransigente de los presupuestos de la Proclama de América
Latina como Zona de Paz.
- Repudiar el militarismo nacido de
las entrañas del Imperialismo, que carece de límites y de escrúpulos, es una
necesidad política, ligada a la sobrevivencia de nuestros pueblos. Dar forma
concreta a este repudio, en cada acción política cotidiana, es una cuestión de
principios que ratificamos.
- Rechazar de forma enérgica, la idea
absurda e inadmisible de que esta región del mundo pertenece a las élites de
poder de los Estados Unidos o de cualquier país del mundo. Que cada día sea
para la Casa Blanca un recuerdo concreto de lo afirmado por la II Declaración
de La Habana: “… esta gran humanidad ha dicho ¡Basta! y ha echado a andar. Y su
marcha de gigantes ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera
independencia…”.
- Concertar en cada espacio
internacional que lo permita, por encima de diferencias subalternas de tipo
nacional o sectorial, toda acción que debilite los niveles de dominación y
hegemonía de los Estados Unidos en nuestros países, es esencial y posible. El
Imperio ha optado por priorizar los componentes de la guerra cultural y de
símbolos. Rescatemos, como respuesta ofensiva, las tradiciones de libertad de
cada uno de nuestros países. Honremos a los que las forjaron. Impidamos que la
banalidad cultural del Norte que nos desprecia, se imponga sobre la rica
historia de los países que representamos.
- Conocer con rigor cómo está
desarrollando la derecha internacional sus planes de desestabilización, contra
las experiencias de gobierno y populares de carácter emancipatorio en América
Latina y el Caribe, constituye una necesidad de primer orden. Ello será más
eficaz si creamos un sólido sistema de intercambio de informaciones y
experiencias colectivas. El Foro de Sao Paulo puede jugar en este campo un
papel central, en particular haciendo esfuerzos en la formación política.
Al igual que los delegados al XXIII Encuentro
de Managua, por entender que se trata de causas vigentes:
- Reafirmamos la importancia del
acercamiento y la acción concertada entre la izquierda de Europa y la de
América Latina y el Caribe. Nos comprometemos en esta nueva etapa a tornar más
sistemático y eficaz la acción antiimperialista unitaria entre ambas regiones.
El PIE y el Foro de Sao Paulo están en condiciones de posibilitar este
objetivo.
- Denunciamos, esta vez con razones
adicionales, el papel injerencista de la OEA, que sigue siendo utilizada por el
gobierno de los Estados Unidos como su Ministerio de Colonias. La actuación de
su secretaría general, marcada por una despreciable supeditación a los intereses
de la Casa Blanca, así lo prueba todos los días. La OEA, junto al Grupo de
Lima, constituyen los Caballos de Troya actuales contra la unidad
latinoamericana y caribeña. Hagamos todo lo posible para impedir que continúen
su avance destructor.
- Condenamos la guerra no
convencional y de amplio espectro, aplicada por el imperialismo yanqui y sus
aliados europeos, latinoamericanos y caribeños contra la Revolución
Bolivariana. Esta se ha convertido para la Casa Blanca en el objetivo
estratégico inmediato a derrotar. Sea para nosotros, por tanto, el objetivo
mayor de solidaridad en estas circunstancias. Como hace un año atrás, en
Managua, el Foro de Sao Paulo se mantiene en estado de alerta y en sesión
permanente de solidaridad internacionalista contra la intervención internacional
hacia Venezuela.
- Mantenemos intacta la solidaridad
con lo(as) argentinas(os) y brasileñas(os), hondureñas(os) y paraguayas(os) que
se resisten a aceptar el retroceso al neoliberalismo en sus respectivos países,
luego de experiencias de gobierno que, por caminos propios, buscaron el
crecimiento económico, la mejor redistribución de la riqueza, la garantía de
derechos sociales, la ampliación de la participación popular y la democracia,
asegurar la soberanía nacional y fortalecer la integración regional en el
ámbito de los BRICS, todo para combatir las desigualdades sociales, regionales
y de género, el racismo, o que, simplemente, retaron por su política exterior
la lógica hegemonista de la política exterior de los Estados Unidos.
- Reafirmamos nuestra absoluta
convicción de apostar por la paz, en concordancia con la Declaración de la
CELAC, que en enero de 2014 declaró América Latina como zona de paz. Por eso,
respaldamos el pedido de las fuerzas políticas y sociales de Colombia para que
el gobierno colombiano cumpla con la implementación de los Acuerdos de la
Habana, mantenga abierto el proceso de dialogo con el ELN y de pasos certeros
para acabar con el asesinato de ex combatientes y líderes sociales, políticos,
ambientales y defensores de DDHH.
Denunciamos las acciones de la ultraderecha
nacional e internacional para boicotear la Paz. Es evidente que la Casa Blanca,
el sionismo internacional y las fuerzas más retrógradas del continente,
persisten en lograr que los grupos oligárquicos de Colombia sigan siendo tropa
de choque a favor de los intereses transnacionales en América del Sur. Es vital
la lucha contra esta estrategia, que ya colocó a uno de los países de la CELAC
como miembro de la agresiva OTAN.
- Rechazamos de forma enérgica la política intervencionista de los
Estados Unidos en los asuntos internos de la Nicaragua sandinista, país en el
que se está implementando la fórmula que viene siendo aplicada por el
imperialismo norteamericano a los países que no responden a sus intereses
hegemónicos, causando violencia, destrucción y muerte mediante la manipulación
y la acción desestabilizadora de los grupos terroristas de la derecha golpista,
que boicotean la búsqueda del diálogo, el cual constituye el mejor
camino para superar la actual crisis y alcanzar la paz, lo que es indispensable
para la continuación del proceso de transformaciones sociales impulsado por el
FSLN desde el gobierno presidido por el Comandante Daniel Ortega y que ha
reducido de manera notable la pobreza y la desigualdad social en ese hermano
país.
- Nos solidarizamos con el Frente
Farabundo Martí para la Liberación Nacional y con el gobierno del compañero
presidente Salvador Sánchez Cerén, que enfrentan con energía la guerra
mediática, la guerra jurídica, el boicot económico y otras formas de
desestabilización, y nos comprometemos a acompañarlos como observadores
internacionales en la elección presidencial del 3 de febrero de 2019.
- El XXIV Encuentro del Foro de Sao
Paulo convoca y alienta a Bolivia y Chile a encontrar, cuidando las
sensibilidades de ambos países, una salida al enclaustramiento marítimo
boliviano en base al diálogo y el derecho internacional, y que contribuya a una
verdadera integración de nuestros pueblos.
- Renovamos el rechazo del Foro de
Sao Paulo a la política de la Casa Blanca, que criminaliza a los emigrantes
latinoamericanos y caribeños y, de manera particular, a los hermanos
centroamericanos. Un mundo sin fronteras y con ciudadanía universal es el norte
de nuestra lucha emancipatoria.
- Rechazamos cualquier forma de
racismo, intolerancia y discriminación. Impulsamos el ejercicio pleno de los
derechos económicos, culturales, sociales y políticos de las mujeres, y la
eliminación de la cultura patriarcal.
- Demandamos la retirada de las
fuerzas de la MINUSTAH que, siguiendo un mandato del antidemocrático Consejo de
Seguridad de la ONU, mantienen ocupado Haití desde hace más de una década.
- Condenamos el narcotráfico, el
tráfico de personas y el terrorismo, y denunciamos la doble moral de un sistema
que dice combatir al crimen organizado, mientras protege a sus grandes
promotores y principales responsables. Defendemos el cultivo legal y el uso
tradicional benéfico de la hoja de coca.
- Proclamamos el acceso al agua
como derecho humano y los demás bienes comunes (tierra, aire puro, energía
etc.,) luchamos contra la depredación del medio ambiente, la amenaza a la
biodiversidad y al ecosistema en general.
- Apoyamos las exigencias de los
pequeños Estados insulares del Caribe a ser resarcidos por los daños humanos de
la esclavitud y a acceder a recursos que permitan su resiliencia frente al
cambio climático.
- Demandamos el levantamiento
incondicional, total y definitivo del bloqueo económico, financiero y comercial
del gobierno de Estados Unidos contra Cuba, y la indemnización al pueblo cubano
por los daños y perjuicios causados por más de medio siglo de agresiones de
todo tipo.
- Exigimos la devolución al pueblo
de Cuba del territorio ocupado por la ilegal base naval estadounidense en
Guantánamo.
- Apoyamos el reclamo histórico de
Argentina sobre la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich
del Sur.
- Exigimos la eliminación de todas
las bases militares estadounidenses que existen en la región (77 en total, que
junto a la IV Flota, cubren todo el espacio regional), y de todas las bases
militares extranjeras de cualquier país, dondequiera que se encuentren.
- Defendemos los derechos y las
culturas de los pueblos originarios y afrodescendientes, y asumimos sus luchas
para la restitución y ejercicio pleno de sus derechos históricos.
- Demandamos la descolonización
total del Caribe y apoyamos de manera particular la independencia de Puerto
Rico, al conmemorarse el 25 de julio de 2018, ciento veinte años de la invasión
militar estadounidense contra esta nación caribeña. Asimismo, nos pronunciamos
por la eliminación de toda forma de coloniaje y neo coloniaje.
- Respaldamos, en apego a la
autodeterminación de los pueblos, la postulación del presidente Evo Morales
-habilitado constitucionalmente y respaldado por la Convención Americana- para
las elecciones de 2019, y rechazamos los planes desestabilizadores impulsados
por la derecha de ese país, la OEA y la embajada de Estados Unidos.
- Solidarizamos con el
compañero Rafael Correa Delgado, líder popular y progresista de
nuestra región. Debido a rupturas del Estado de Derecho y del debido proceso,
el compañero Rafael también es víctima de la persecución política y de la
utilización de la justicia como instrumento de venganza y amedrentamiento, lo
que rechazamos. La orden de captura internacional que fue emitida en su
contra nos indigna y nos revela.
- Saludamos el democrático y
contundente triunfo en México de Andrés Manuel López Obrador a la
presidencia de la República. El triunfo de Morena, integrante del Foro de Sao
Paulo, abre una esperanza para los sueños y luchas de los pueblos de Nuestra
América. Unidos Haremos Historia.
- Exigimos la libertad inmediata de Lula,
después de una condena y prisión sin pruebas y el derecho a ser candidato
presidencial en las elecciones de octubre en Brasil, respetándose la voluntad
de la mayoría del pueblo brasilero. ¡Lula Live! ¡Lula Inocente! ¡Lula
Presidente!
V. Como hace un
año atrás, ratificamos que América Latina y el Caribe siguen en pie de lucha. Y
mantienen la decisión de actuar con optimismo, decisión y mayor sentido
unitario.
¡Hasta
la Victoria Siempre!