domingo, 11 de marzo de 2018

PODER POPULAR es la base de un nuevo estado y de una nueva sociedad.


Debate: 
¿QUÉ SON LAS COMUNAS  POPULARES
Y CUÁL ES SU PAPEL EN EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI?

Quienes consideran que en Venezuela existe una dictadura (incluyendo algunos políticos que se definen de izquierda), debieran conocer que en ese hermano país se están dando formas de democracia y poder popular que superan con creces los estrechos marcos de la democracia burguesa.

Los consejos comunales, las comunas y otras formas de democracia, de poder popular y de células de la nueva sociedad en construcción no están consagradas en la Constitución venezolana actual, que data de 1999, pues han ido surgiendo después, por lo que es muy previsible que la Asamblea Nacional Constituyente los incorpore como pilar fundamental del Estado y de la sociedad en la nueva Constitución. 

Esto explica en parte la desesperación y la furia que ha desatado la ANC en el imperialismo y las oligarquías latinoamericanas, y la arremetida contra el proceso sociopolítico en ese país, recurriendo al desabastecimiento de productos básicos, barricadas en las calles, asesinatos, acciones terroristas, ataques paramilitares a la Fuerza Armada, presiones “diplomáticas” y expulsiones, amenazas de intervención militar extranjera y últimamente el bloqueo financiero que acaba de dictar Donald Trump, con el que pretende el colapso de la economía, la crisis humanitaria y el pretexto para una intervención internacional supuestamente “humanitaria”.

Hugo Chávez fue quien ideó la organización del pueblo en consejos comunales y comunas, no sólo como parte de la profundización de la democracia directa y protagónica sino para que se constituyeran en células del socialismo del siglo XXI. Antes de su muerte encomendó a Nicolás Maduro impulsar este modelo.

¿Por qué casi no se habla de las comunas y no aparecen ni en las noticias de los medios de prensa venezolanos?. ¿Es homogéneo el avance de las comunas?. ¿Qué dificultades enfrentan en su desarrollo?. ¿En qué medida la burocracia estatal, el Estado y el chavismo han impulsado o han trabado su desarrollo?. ¿Cuántos consejos comunales y comunas existen ya?. ¿Qué perspectivas tienen las comunas en la construcción del socialismo del siglo XXI?

Un conocido artículo de Mario Vallejo, publicado por RTVE en marzo de 2013, informaba que para entonces existían 250 comunas. Un poco más de dos años después, un informe de la web Russia Today, publicado el 28/5/2015, mencionaba que ya existían más de 1,000 comunas. El especialista Daniel Pardo, en un artículo publicado por la BBC el 16/12/2015, afirmaba que en Venezuela existían 45,000 consejos comunales y casi 1,500 comunas. El sociólogo italiano Mario Teruggi, en la web TeleSUR, en febrero de 2017 estimaba el total de comunas en más de 1,700.

En la Constitución de Venezuela los consejos comunales y las comunas serán consagrados como pilar fundamental del Estado y de la nueva sociedad (en la actual Constitución, de 1999, no aparecen pues comenzaron a surgir mucho después).

A continuación publicamos un artículo que puede ilustrarnos de mejor manera este tema fundamental para quienes estamos bregando por una transformación o revolución que tire al tacho de la historia este sistema capitalista y promueva desde el pueblo mismo, como protagonista del cambio, nuevas formas de organización económicas, sociales y un nuevo Estado.

Lo que sucede en Venezuela no ha de servir, obviamente, para hacer calco y copia, sino para aprender de otras experiencias. Es parte del debate necesario que debe desarrollarse en el seno de las fuerzas revolucionarias y la izquierda latinoamericana, en momentos en que arrecia la ofensiva imperialista y de la gran burguesía intermediaria en todos los confines de Nuestra América.


¿Qué le importa el Estado al Poder Popular?
Por: Iván Padilla Bravo

Mucho. El Poder Popular no es una entelequia. Es, en Venezuela, el protagonista consciente y organizado, de sus destinos. Aun así, es importante puntualizar algunos elementos. Sobre todo porque el Estado venezolano sigue siendo de clases y su estructura está determinada, por ahora y en última instancia, por la clase dominante, por los dueños de los medios de producción, por el capitalismo. Sobre todo porque nuestra propuesta de sociedad socialista –con sello de identidad Bolivariana y Chavista- aunque ha definido en la Constitución de la República Bolivariana, las líneas generales de "navegación" hacia un Estado de nuevo tipo, éste no existe aún.

Solamente la actual Asamblea Nacional Constituyente, en funciones plenas, en consulta popular masiva, participativa y protagónica, consulta, legisla y continuará haciéndolo para definir al Estado de nuevo tipo, a ese Estado que sentará los cimientos para la necesaria transformación cultural, radical, en pensamiento y valores, para producir, distribuir y consumir bajo principios de igualdad, bajo principios socialistas.

Bueno es recordar que la figura del Estado está contemplada como institución de "equilibrio" o conciliación de clases. El Estado sólo es imaginable en sociedades de ese tipo. En la última y más perversa de las sociedades de clases, en el capitalismo, el Estado ha adquirido un nivel de desarrollo tal que es allí donde se conjugan los aparatos políticos, económicos y militares con los que el filósofo francés Louis Althusser denominó "aparatos ideológicos" (la escuela y la iglesia, entre otros). Represión y consenso establecen una armónica relación de complicidades para el dominio y la hegemonía, característicos del capitalismo.

Por eso es que cuando el Poder Popular desarrolla sus propuestas de acción revolucionarias y contra hegemónicas, lo hace pensando en una sociedad sin clases y, por consecuencia, sin Estado. El referente utópico comunista, aparece así mediado por una transición entre la vieja sociedad que está muriendo y la que se está gestando. En ese período se avanza en el socialismo, lo cual es una incipiente construcción en la formación social venezolana.

Es el Comandante Hugo Chávez, con su propuesta y victoria Constituyente de 1999, quien mayores pasos de avance y profundización ha logrado dar en Venezuela, en unos 200 años de vida republicana. Sus ideales Bolivarianos junto a la identidad de clase proletaria (y campesina) que siempre le caracterizaron como individuo, ayudaron al diseño de una Constitución como la vigente en nuestra 5ª República. Y, aunque esa Carta Magna en ninguna parte menciona la soñada sociedad postcapitalista como socialista, sin embargo, la fórmula bolivariana de "la mejor forma de gobierno" le impulsa a proponer y desarrollar nuevas formas de organización y funcionamiento del Estado, como las fundamentadas en las distintas Misiones sociales y en decisiones sobre el aparato represivo de éste, al cual se le prohíbe expresamente el uso de la fuerza para el control del orden público, entre otros actos atenuantes como la condena a la discriminación y la búsqueda de equilibrio legal para las sanciones.

Las presiones imperiales de poder económico y político internacional se arrecian contra Venezuela en un deseo por frenar toda reforma del Estado que atente contra los intereses de clase de los dominadores capitalistas y, por supuesto, que impidan el establecimiento de un Estado de transición a la sociedad comunista, como la denominada socialista.

Esa última es la causa fundamental del poco desarrollo socialista en Venezuela, pese a las propuestas gubernamentales iniciadas por Hugo Chávez y continuadas por Nicolás Maduro, en el ejercicio constitucional de sus mandatos en la 5ª República con orientación de la Constitución promulgada por el pueblo venezolano desde 1999.

Hoy entendemos que la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, basada en el poder originario del pueblo, concede la potestad a ese suprapoder constitucional, para incorporar decisiones y leyes en beneficio del mejor vivir venezolano, de la soberanía económica, judicial y comunicacional, entre otras fuentes de fortalecimiento socialista del Estado de nuevo tipo.

Entonces, cuando nos preguntamos ¿qué le importa el Estado al Poder Popular?, la respuesta aquí argumentada es ¡Todo! El Poder Popular, cuando se le consigue una subordinación que le invisibiliza como tal y se impide su organización consciente –como ocurrió durante todos los casi 200 años de padecer la IV República- es muy difícil que tenga interés por el Estado. Sí acaso llega a tener interés por los gobernantes y sus efímeras acciones, pero no exactamente por el Estado. El interés del Poder Popular por el Estado, es un interés de clase. No es el interés por el cambio de gobernantes, sino por el cambio radical de sociedad. Es un interés revolucionario. Es el interés por alcanzar un nuevo Estado y, sobre todo, una sociedad nueva.

APORREA:

La vitalidad del Manifiesto Comunista

Carlos Marx y Federico Engels

170 Aniversario del Manifiesto Comunista 

EL MANIFIESTO: UN LATIDO DE MARX
Higinio Polo

Cuando Karl Marx escribe, junto con Engels, el Manifiesto del Partido Comunista, en el lejano 1848, ni siquiera ha cumplido treinta años, y su amigo apenas veintisiete. Lo escriben por encargo de la Liga de los Comunistas, el nuevo nombre de la Liga de los Justos, y ninguno podía imaginar que aquel folleto de apenas treinta páginas iba a convertirse en uno de los textos políticos más influyentes de la historia de la humanidad. Se publica en febrero de 1848 (hace ahora ciento setenta años, en otro aniversario que se nos acumula al bicentenario de Marx) y conserva su frescura, su actualidad, pese a los vertiginosos cambios en el mundo: el propio Marx escribió, veinticinco años después de su publicación, para la edición alemana de 1872, que algunos puntos deberían ser retocados debido al “desarrollo colosal de la gran industria en los últimos veinticinco años”. El Manifiesto fue un texto de propaganda, sin la profundidad de otras obras teóricas de Marx y Engels, pero mantiene su energía, pese a los anuncios de los sepultureros del comunismo, que esparcen el espanto de la resignación a la explotación y la injusticia: la sombra de Marx es alargada.

Engels, más de cuarenta años después de su publicación, escribe que el Manifiesto sigue siendo “el programa común de muchos millones de obreros de todos los países, desde Siberia hasta California”, y, más de un siglo después de sus palabras, su proclama final nos acompaña y nos refuerza, aunque los altavoces académicos y los centros de pensamiento y elaboración burgueses despachen con suficiencia las ideas del texto de Marx y Engels. Sus aportaciones siguen siendo relevantes: desde la noción de la historia humana como la historia de la lucha de clases, hasta la propuesta de abolición de la propiedad burguesa, pasando por el internacionalismo (“los obreros no tienen patria”), y acabando en un escueto programa que contempla la expropiación de la propiedad territorial, impuestos progresivos, una banca y medios de transporte en manos del Estado, educación pública y gratuita, empresas estatales, así como la obligación universal de que todos trabajen, aboliendo el trabajo infantil en las fábricas. Hoy, ese afán todavía no se ha conseguido: doscientos cincuenta millones de niños trabajan en el mundo, soportando la esclavitud, la trata, el trabajo forzoso por unas monedas, tareas domésticas e incluso el trabajo en las minas, labores peligrosas e insalubres, porque el capitalismo realmente existente en el mundo, dotado de la aureola de modernidad, sigue sometiendo a buena parte de la humanidad a una vida miserable.

Los laboratorios ideológicos del liberalismo nos vendieron que los “dividendos de la paz”, tras el desmantelamiento de la Unión Soviética y de la Europa socialista, traerían una nueva época de prosperidad, ligada al desarrollo científico y técnico, y que la robotización incluso iba a hacer menos necesarios a los trabajadores en las fábricas y empresas: la clase obrera iba a convertirse en un recuerdo del pasado. Ha disminuido, sí, la importancia del trabajo obrero mientras aumenta la importancia de la maquinaria, pero nunca ha habido en el mundo tantos millones de obreros industriales, y la prosperidad y la justicia siguen siendo un sueño de desposeídos. Olvidadas las mentiras, las ansias frenéticas de beneficios de empresarios sin escrúpulos, de alma esclavista, han llevado a una reducción generalizada de los salarios, han martirizado la vida, han convertido el futuro en un pozo negro de desdicha: en Estados Unidos ha pasado a ser un lugar común la idea de que los jóvenes vivirán peor que sus padres, y en Europa, el ataque despiadado a la existencia material de los trabajadores deja a la intemperie a millones. Muchos, ni siquiera pueden alquilar una vivienda, aunque tengan trabajo, y empieza a ser habitual el obrero precario, el trabajador temporal que debe alquilar una habitación porque ni siquiera puede pagar un pequeño apartamento; se ha convertido en común el joven que debe vivir en las grietas del sistema, por esa “flexibilización” del trabajo que no es más que el retorno a la indefensión obrera del pasado, a las décadas sombrías sin sindicatos, a la soledad proletaria ante las imposiciones del patrón. Han impuesto a los trabajadores el miedo al desempleo, a una vida sujeta al temor del mañana.

Oficiando de enterradores del movimiento comunista, los portavoces del capital recuerdan el colapso de la Unión Soviética (aunque ocultan la traición del bosque de Belavezha, y el golpe de Estado de Yeltsin en 1993), insisten en la desaparición de la clase obrera, lanzan interesadas profecías sobre el fin de la lucha de clases. La desaparición de la Unión Soviética y de los países socialistas europeos marcó el inicio de la revancha sobre los trabajadores, el comienzo de la liquidación de muchas conquistas y derechos, un nuevo programa de dominación imperialista. El lenguaje falsario del capitalismo se disfraza ahora de “economía colaborativa”, de “flexibilidad laboral”, de nuevas formas de trabajo, pero sus mentiras apenas esconden la vieja jerga de la explotación humana. Pagando salarios miserables, forzando a la transfusión de los escasos recursos de las familias hacia los patrones del sistema por la vía de las hipotecas, del aumento de impuestos, de la reducción de garantías sociales, de las privatizaciones parciales de la sanidad y la enseñanza, además de la especulación desenfrenada de todo tipo de necesidades sociales, el vampiro capitalista profundiza en el ataque a los sindicatos, a su capacidad para negociar, imponiendo salarios que están en el límite de la subsistencia, como si estuviésemos en las sucias fábricas victorianas del siglo XIX.

Mientras se reducen los salarios en buena parte de los países capitalistas, y el sistema actúa sin freno, especulando con la vida y los recursos del planeta, poniendo en riesgo el futuro, los trabajadores parecen perdidos en la áspera y solitaria modernidad, atrapados en espejismos nacionalistas y en efímeras organizaciones vagamente progresistas, como si no necesitásemos impugnar de raíz el capitalismo. Sin embargo, los trabajadores precisan de sindicatos fuertes, necesitan partidos comunistas, porque generando crisis tras crisis, el capitalismo lleva en sus entrañas la explotación y la infamia, la destrucción, aunque no podamos celebrarlo porque una de las hipótesis de futuro es que se destruya a sí mismo, aniquilando también la vida en el planeta.

Aunque el Manifiesto Comunista pecase de optimismo sin prever la capacidad de supervivencia del capitalismo, sigue teniendo una evidente actualidad; pese a que los mecanismos de explotación capitalista se han sofisticado y los instrumentos de dominación han hecho creer a legiones de trabajadores que su lugar está con quienes les explotan, las páginas de Marx y Engels siguen siendo imprescindibles. Hoy, además, añadimos a las propuestas del manifiesto la cuestión central del feminismo, y el riesgo de quiebra ecológica, desde una perspectiva más planetaria, ya no centrada en Europa como en los años de Marx. Si el movimiento comunista, la lucha por el socialismo, ha sufrido dolorosas derrotas, no es menos cierto que el capitalismo no sólo sigue mostrándose incapaz de asegurar un porvenir digno para la humanidad sino que amenaza con destruir el planeta. Porque todos los derechos de los trabajadores, todas las conquistas democráticas, todos los logros en el camino de la igualdad de las mujeres, nacieron de la lucha obrera, donde las mujeres desempeñaron un papel fundamental, con frecuencia olvidado; nacieron del impulso de la revolución bolchevique, de la fortaleza conseguida tras la victoria sobre el fascismo en 1945, que trajo también el fin de la ignominia colonialista.

Doscientos años después del nacimiento de Marx, y ciento setenta del Manifiesto Comunista, sabemos que esas páginas pusieron en el centro de todas las miradas la evidencia de la explotación, marcaron un impulso por la justicia que está en el origen de los cambios en el mundo contemporáneo, señalaron una sorprendente previsión para prever la evolución del capitalismo, y para combatir la apatía de quienes, en palabras de Brecht, “viendo acercarse ya las escuadrillas de bombarderos del capitalismo” se resignan. Ahí está el Manifiesto, en cada gesto digno, en cada rebeldía. Por eso, sin duda, Gabriel Péri, comunista francés fusilado por los nazis, recordaba, en la víspera de su asesinato, las palabras de Paul Vaillant-Couturier: el comunismo es la juventud del mundo.

(Publicado en “Mundo Obrero”, de España, y reproducido en el Boletín digital REBELIÓN, 03/ 03/ 2018).

miércoles, 7 de marzo de 2018

Forjando el Poder Popular...


Día Internacional de la Mujer

UN 8 DE MARZO DE COMBATE
Y ESPERANZAS

“Tengo casi al mundo entero en contra mía. A los hombres porque exijo la emancipación de la mujer y a los propietarios porque exijo la liberación de los asalariados”.
“Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y del desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer”.
“…la mujer es la proletaria del proletario…”
Flora Tristán (*)

El 8 de Marzo rendimos homenaje a la mujer participativa, a las forjadoras de esperanza y en especial, a la mujer proletaria, a la mujer de los sectores populares, a las campesinas y nativas que día a día luchan por la subsistencia y a todas las revolucionarias que entregaron su vida, que sufrieron y sufren carcelería  en cualquier parte del mundo en la búsqueda de una sociedad más justa.

Nuestro Día se enmarca en medio de una honda crisis económica, política, social y moral, en la que nos han sumido los grupos de poder dominante que desde las empresas privadas y sus políticos de turno saquean nuestras riquezas y al son de la corrupción se enriquecen más mientras los trabajadores y trabajadoras estamos condenadas a más pobreza y miseria. Fujimori, Toledo, García, Ollanta, PPK, Keiko, la CONFIEP, se revuelven en el fango de la corrupción. ¡¡¡Qué se vayan todos a la cárcel….!!!

Las mujeres a través de la historia han participado en la lucha y han contribuido al mejoramiento de la calidad de vida y a la transformación del orden social conquistando el derecho al voto, el derecho a igual trabajo igual salario, mayor participación en la economía y en las responsabilidades públicas.

En este sistema capitalista, predomina la ideología patriarcal con sus valores y costumbres que limitan la participación de la mujer relegándola a un segundo plano. Hay que reafirmar nuestro compromiso de seguir luchando por la equidad de género, contra la violencia hacia la mujer, contra el feminicidio, por derechos laborales, por el reconocimiento del trabajo en el hogar y que este sea remunerado y valorado.

Tenemos que integrar estas demandas a las luchas de nuestro pueblo y enfrentar el sistema de explotación capitalista que es el origen de todos los problemas que atraviesa nuestra sociedad. Es necesario que la mujer tenga una participación protagónica en la lucha por la Soberanía Nacional; la Defensa de los Recursos Naturales; la Soberanía Alimentaria; la Democracia Participativa y Directa. En este proceso debemos forjar el Poder Popular, para hacer realidad nuestras aspiraciones y construir una Nueva Sociedad con equidad de género, con un medio ambiente sostenible y sustentable, sin explotación ni  explotadores, con plenos derechos sociales  y  libertad.   
     
¡CERREMOS FILAS CONTRA LA CORRUPCIÓN 
Y POR LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE!
¡POR LA VIDA, LA PATRIA Y EL SOCIALISMO… VENCEREMOS!

Raquel Torres / Responsable de la Mujer

(*) Mujer extraordinaria, hija de una francesa y de un coronel peruano, nació en París. Trabajó como obrera en el taller de propiedad de su futuro marido, que luego la sometió a terribles maltratos. Tomó conciencia de la explotación que sufrían los trabajadores de ambos sexos y fundó la Unión Obrera para luchar por  el socialismo. Murió de tifus, cuando recorría Francia organizando a los trabajadores. Dejó varios libros importantes, entre ellos “Peregrinaciones de una paria” sobre el Perú que conoció durante su viaje poco después de la Independencia.

FLORA TRISTÁN
PRECURSORA DEL SOCIALISMO Y DEL FEMINISMO MODERNO
1803 – 1845

martes, 6 de marzo de 2018

Para que se VAYAN TODOS... Impulsar el Paro Nacional


CRISIS DEL GOBIERNO PPK Y DEL SISTEMA
LÍDERES POLÍTICOS
Y ACADÉMICOS SE PRONUNCIAN

Mediante conferencia virtual, una veintena de académicos y líderes políticos y gremiales analizaron la grave y profunda crisis política, económica, social y moral que vive ahora nuestra nación, crisis que ya no puede ser ocultada por sus responsables ni acallada por los medios a su servicio. Al ponerse en evidencia la trama de los negociados de cuatro ex presidentes y del actual P.P. Kuczynski con la empresa brasileña Odebrecht, más las declaraciones del operador Barata, concluyeron que el gobierno y el modelo del capitalismo neoliberal han fracasado y que el presidente ha quedado al borde de la vacancia. PPK protagonizó el infame pacto de impunidad con el dictador Fujimori, al concederle un amañado e ilegal indulto político, al quebrar la legitimidad de su mandato y así convertirse en principal instigador de una crisis de imprevisibles consecuencias.

Agregaron que el fracaso no es solo del actual gobierno, sino también de los partidos políticos conservadores y de los grandes empresarios que manejan el Estado en las últimas décadas. Los ex presidentes Fujimori, Alan García, Alejandro Toledo y Ollanta Humala, además de PPK, Keiko Fujimori, Susana Villarán y otros operadores, están involucrados en gravísimos delitos de corrupción, en provecho de grupos empresariales extranjeros y nacionales que se enriquecen a costa del presupuesto público y de la explotación de la fuerza laboral y las riquezas naturales del Perú.  No defienden la democracia ni el libre mercado que pregonan sus portavoces. Y ahora, PPK aplica la política del “perro faldero”, se pone al servicio de la campaña imperialista de Trump para invadir Venezuela, deslegitima y manipula la Cumbre de la Américas y pone a nuestra nación en peligro de un conflicto internacional de incalculables consecuencias.

Si bien los líderes consultados tienen algunas discrepancias ideopolíticas y programáticas, coincidieron en que las organizaciones populares, de izquierda y progresistas se han movilizado en todo el país desde el primer momento frente a la crisis general, cuyas consecuencias serán gravísimas para el Perú. Han dado pasos unitarios muy significativos para rechazar las groseras maniobras neocoloniales de la derecha  empresarial y  de la ultraderecha norteamericana, todo lo cual  lleva a los y las participantes a proponer diversas alternativas desde al campo de la soberanía y la dignidad del Perú y de nuestro continente:

Profundamente indignados por lo que sucede en nuestra patria y hondamente preocupados por el destino del pueblo milenario de Túpac Amaru II, Micaela Bastidas, Tomasa Tito Condemayta, José Carlos Mariátegui, José María Arguedas, Luis de la Puente Uceda, Javier Heraud y Juan Pablo Chang, entre tantos otros que han dado sus vidas por el Perú, hacemos el más ferviente llamado a intensificar las movilizaciones y luchas populares para:
1)  Exigir la inmediata vacancia de PPK, la anulación del indulto a Fujimori, la convocatoria a elecciones generales adelantadas y a una Asamblea Constituyente, para construir un Estado justiciero y una nueva República, al servicio del desarrollo libre y soberano del Perú.
2)     Avanzar hacia el Paro Nacional de la CGTP, con participación activa de todas las regiones e instituciones, contra el gobierno de PPK y sus aliados y contra el modelo neoliberal imperante.
3)  Avanzar hacia la organización de un gran frente unitario: patriótico, antiimperialista y anticorrupción, con organizaciones populares, sociales, políticas y culturales, para acabar con el desgobierno, defender nuestra Patria y rechazar la influencia del imperio yanqui, decadente, enemigo de la dignidad y de la soberanía del Perú, de América Latina y El Caribe.

Entre los convocados por el Diario UNO para acoger sus críticas y propuestas estuvieron luchadores como Héctor Béjar, Ricardo Gadea, Antonio Aragón y Héctor Minguillo; políticos como Flor de María Gonzáles, Carmela Sifuentes, Nicolás Aguilar, Gustavo Espinoza, José Pacheco, Emilio Mendoza y Carlos Bernales; académicos como José Carlos Ballón, Roger Rumrill, Bladimiro Guevara y Humberto Ñaupas; distinguidos profesionales como Marcial Matheus, Luis del Piélago y Salvador Arévalo; artistas y escritores como Eduardo González Viaña, Bruno Portuguez, Daniel Kiri Escobar, Luis Yáñez, Ricardo Dolorier, Fanny Palacios y Rossina Valcárcel.

Preguntado César Lévano, el Amauta del periodismo, si respaldaba las conclusiones, no dudó en decir en voz alta: ¡Suscribo los acuerdos plenamente y me propongo cumplirlos!
(Diario UNO, 03/03/ 2018)

¡¡FUERA LA DICTADURA!!

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